por Lola Zavala
17 de julio. Hoy recordamos a un monstruo, a un gigante, a un mago de la música. Un tren sin frenos, un extraordinario saxofonista. Y también, porqué no, un santo. Su nombre: John Coltrane. Tuvo una vida lamentablemente corta. Tan corta que muchos se preguntan qué habría sido del jazz si la vida le hubiera permitido seguir. Cuántas cosas nuevas que ya no pudieron acariciar nuestros oídos. Cuántas maravillas que se quedaron en el tintero.
Trane dejó este mundo, un día como hoy en 1967, con tan sólo 40 años. Por fortuna dejó mucho material grabado. Basta con darle al botón de play, para que su aliento nos inunde el alma y nos la llene de caricias suaves, luminosas y arrebatadoras. Lo son tanto que una comunidad de San Francisco está convencida de que el sonido que Coltrane conseguía era la expresión del mismísimo Espíritu Santo y fundaron, en 1981, la Iglesia Ortodoxa Africana Sant John Will-I-Am Coltrane.
Un periodista, un año antes de su muerte, le preguntó a Coltrane: ¿Qué esperas ser en cinco años? Y él, lacónico, respondió: «Un santo».
Hoy lo veneramos con esta extraordinaria grabación: In a sentimental mood, una composición de Duke Ellington, que también suena extraordinario, en el piano.
Sant John Coltrane, también nosotros, rendidos siempre a tus pies.