
La ofrenda de Chavela
por Lola Zavala Chavela y el espíritu de Federico García Lorca se conocieron en 1993. Ella estaba de gira por España y dormía en la Residencia para Estudiantes de Madrid. Cada día un pajarito amarillo llegaba a su ventana y con su piquito tocaba el vidrio. Era Federico. Chavela se reunía con él. Ella, en las noches de insomnio que compartían, evocaba charlas, risas, cantos, poesía y música. Él tocaba el piano, ella escuchaba. Ese fue el comienzo del gran amor entre el poeta y la cantante.…