03/12/2024

Conversaciones In-Éditas de un ruiseñor. Entrevista a Rubén Rojo Aura

Rubén Rojo en Barcelona. Foto: Lola Zavala
Rubén Rojo en Barcelona. Foto: Lola Zavala

por Claudia Villazón
fotos: Lola Zavala

Conocimos a Rubén en la presentación de su documental El Ruiseñor y la Noche. Chavela Vargas canta a Lorca en el festival In-Edit de Barcelona. Fue una función de domingo por la noche con entradas agotadas. Un éxito.

“Qué chingón ver la sala llena” dijo, y la buena cantidad de mexicanos que éramos parte de ella nos reímos. Aquí empieza el descubrimiento de Rubén Rojo Aura, una historia que comienza con la pasión de Chavela, pasa por el Cine de Oro Mexicano, se tropieza con la televisión y continúa por un exilio: Buñuel y Ellas…

¿Cómo ha sido la presentación del documental en otros lugares?
En general muy bien, tanto en Madrid como en Guadalajara, donde se presentó por primera vez en el Festival Internacional. No sabía qué esperar de nada, éramos muy pocos los que habíamos visto el documental, cinco personas como mucho, y allí me di cuenta de que sí funcionaba. La verdad es que en todos lados que lo hemos presentado ha ido muy bien, creo que aquello que transmitía Chavela logra reflejarse en la película. Es emotiva.

Y ¿cómo empezó todo, la idea…?
Mi mamá es actriz, Marta Aura, y ella estaba haciendo un monólogo de Frida Kahlo y la música era de Chavela, así que la invitaron al estreno y fue ahí donde pude conocerla en persona. La conocía muy poco, algunas canciones, de hecho no reconocía su voz de joven. Cuando la vi, me cautivó cabrón. Lo mismo que proyectaba cuando cantaba también lo hacía en persona. Era como una especie de semi-diosa. Hablé con Maria Cortina, que es amiga de la familia y de Chavela, y le dije “quiero hacer algo con Chavela, no tengo idea de qué, pero algo”. Me la presentó y rápidamente me di cuenta de cual sería el tema. No había otro: Federico García Lorca. A mi me gustó mucho la idea porque no quería hacer un documental biográfico. No estaba interesado tanto por lo que ella había pasado sino más bien en ella como el personaje al final de su vida. Aunque en ese momento yo no lo veía porque Chavela era como inmortal. No fue hasta el concierto en Madrid donde lo vi y le dije al fotógrafo “ahora sí se va a morir” y justo dos semanas después falleció. Fue muy cabrona la despedida. Ahora que vuelvo a ver el documental me vuelvo a emocionar porque me doy cuenta de que en ese momento, en el concierto, le estaba cantando a la muerte.

¿Este es tu primer documental?
Sí, hasta entonces había hecho ficción, cortometrajes, incluso videoclips musicales. La verdad que no me gusta mucho hacerlos, pero lo hago para forzarme y no limitarme. Soy director de cine pero no soy muy visual, me gusta más guiarme por una historia.

¿Qué tipo de cine te gusta?
Me gustan más las películas que cuentan algo, que me conmueven, pero disfruto de todos los géneros, mientras estén bien hechas. Las que más me gustan siempre son películas de historias sencillas que están bien contadas. Me gusta mucho el cine escandinavo, los conflictos más internos, los temas sociales.

¿Cómo se vivió el proceso de llevar a Chavela a la Casa de Estudiantes de Madrid?
Viendo el amor que le tenía Chavela a Lorca pensé que sería genial para ella poder ir una vez más a visitarla, así que nosotros organizamos el concierto para el documental. Preguntamos a sus médicos si podría viajar y dijeron que sí. Cuando se lo preguntamos a ella dio un sí inmediato. El hecho de que fuera Chavela facilitó mucho toda la gestión de permisos y papeleos.

Chavela en el concierto en la Casa de Estudiantes de Madrid. Fotograma de la película
Chavela en el concierto en la Casa de Estudiantes de Madrid. Fotograma de la película

¿Cuánto duró el proyecto hasta su estreno?
Empezamos en el 2011 y acabamos en el 2015. Varias escenas se grabaron después de su muerte, como la de los huicholes que fue un cierre mágico porque, sin saberlo, el día que estábamos en el desierto caminando se cumplían justo dos años de esa fecha. Sentimos que era un regalo que nosotros le hacíamos a ella y ella a nosotros.

Grabamos más escenas que no salen en la película, como cuando fuimos a tirar sus cenizas o los homenajes que le hicieron en Garibaldi y en Bellas Artes. Creo que si se hace un dvd de la película podrían anexarse porque hay muchas y son muy emotivas, como el ensayo del concierto de Madrid, que fue increíble por la fuerza que tenía ese día, no así en el concierto, donde me di cuenta que justo ese día se empezó a morir.

Para mí era importante decir que todo lo que sucedía alrededor de Chavela era algo muy místico: la forma de ella de hablar, de ver la cosas, de conectar con la naturaleza, porque no quería que quedara como una viejita senil que se inventa que habla con Lorca, sino que tenía una sensibilidad que tal vez nosotros no tenemos.

Ilustración de la película
Fotograma de la película

¿Cómo se te ocurrió representarlo con animación?
Justo pensé en cómo iba resolverlo y pensé que la animación podría ser una manera de meterme en esa magia. Puede que haya sido una salida fácil pero creo que funcionó bien para hablar de los símbolos que ella veía, como el pájaro, la luna o la muerte, que también aparecen en la poesía de Lorca.

¿También estudiaste la obra de Lorca?
Sí, también. Yo conocí a Lorca por el teatro. A mí la verdad que la poesía como género literario nunca me ha gustado mucho, la respeto pero no conecto, me cuesta mucho trabajo. Por eso estuvo interesante este proyecto y, de hecho, aprendí a dejarme llevar, a no seguir algo tan estructurado como en mis otros proyectos, donde tenía un guión, una planificación. Aquí no tenía nada, fue simplemente dejarme llevar en el río de Chavela y resolver sobre la marcha.

¿Tu entrada al cine ha tenido que ver con toda la historia que te viene de familia?
Sí, en mi familia todos son actores. (Es hijo de Rubén Rojo, actor del cine de Oro del Cine Mexicano y de Marta Aura, actriz). Yo mismo empecé de niño a actuar, tengo un pasado obscuro de niño actor, qué horror -dice entre risas- y en la adolescencia me di cuenta de que no era lo mío y desde muy chavillo me empezó a gustar el cine, la dirección.

Rubén Rojo en Barcelona. Foto: Lola Zavala
Rubén Rojo en Barcelona. Foto: Lola Zavala

¿Crees que ha influido en ti el historial migratorio de tu origen familiar?
Claro, creo que las migraciones son importantísimas social y culturalmente. La verdad que hasta hace poco que no me había puesto a investigar sobre mi historia familiar. Mi papá (Rubén Rojo) era español, de Madrid, mi abuela (Mercedes Pinto escritora, poeta y feminista) nació en las Islas Canarias, ellos mismos estuvieron viajando por Latinoamérica. Vivieron en Uruguay, Chile, Cuba y al final terminaron en México.

La historia de tu abuela, Mercedes Pinto, es muy interesante. ¿Has pensado hacer algo sobre ella?
La figura de mi abuela la tengo en un plano más intelectual. Mi padre me tuvo a sus sesenta y pico años, de manera que cuando murió yo tenía como nueve y me había contado muy poco de ella. Sabía que había escrito novelas y que una había sido adaptada al cine por Buñuel (“Él”, 1952) pero tampoco más. Luego supe más sobre ella a partir de que me llamó el director de cine canario David Baute para decirme que quería hacer un documental sobre su vida. Hice, junto con la productora que tenía en ese tiempo, la co-producción en México y acepté ser asistente de producción, algo que normalmente no hago, pero pensé que era un proyecto más personal y podía viajar a los lugares donde ella había vivido. Fue así como, por ejemplo, supe sobre la charla que había dado sobre “El Divorcio como Medida Higiénica” en Madrid. (Universidad Central de Madrid, 1923, por la cual fue exiliada).

Ilustración: Claudia Villazón
Ilustración: Claudia Villazón

¿Y existe ya ese documental?
Sí, está terminado, se llama “Ellas” en referencia a su novela “Ella” (1934). Es un documental con una parte de ficción, donde hay tres mujeres, una canaria, una madrileña y una mexicana, las tres en busca de Mercedes Pinto.

Es apasionante la figura de ella, por la época en la que vivió y todo lo que hizo…
Sí, la verdad que sí, además se relacionó con varios intelectuales de esa época. El epitafio de su tumba tiene un poema que Neruda le dedicó a ella.
En realidad su producción artística es poca, pero fue muy rompedora, se escapó, con el que fue mi abuelo, de un país donde no se aceptaba el divorcio, él era bastante más joven que ella, como 17 años, y murió cerca de los 40 en Cuba. Luego mi abuela y sus hijos se fueron a México, donde habían invitado a mi tía Pituka De Foronda para hacer una película y así fue como comenzaron en el cine mexicano.

Y la pregunta obligada, cuando estás fuera de México ¿qué extrañas?
Las Micheladas, ¡un chingo!

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El documental El Ruiseñor y La Noche, Chavela Vargas canta a Lorca, se presentará este 18 de marzo en Cinemes Girona. 

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Claudia Villazón. Mexicana residente en Barcelona. Investigadora en diseño de espacio público y participación ciudadana. Transformadora y creadora de objetos útiles en el colectivo decinc avuit. Es ilustradora y amante de la música y el baile.

By Raices

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