Para Paco, a 10 años de su ausencia

Foto central: Enrique Menossi / Lukasz Masewicz / Iyari Cartonería
Foto central: Enrique Menossi / Lukasz Masewicz / Iyari Cartonería

por Lola Zavala

Paco de Lucía, octubre de 2010. «Lo que me sedujo de México fue el mar. El mar es el más bonito que haya visto nunca. En los días claros, de sol, cuando hay viento de norte el agua es una belleza. A mi me gusta la pesca, la pesca submarina, pero no como deporte sino como una experiencia primaria, pescar para comer. No me salgo del agua hasta lograr la cesta del día, pero sólo agarro los pescados que me voy a comer, no más. Cuando veo un pez bajo el agua ya me lo imagino frito y jugoso, por eso soy buen pescador.

Me gusta el pescado porque nací en puerto de mar, en Algeciras y desde niño he comido pescado, es algo de lo que no puedo prescindir.

Comencé a ir al Yucatán hace 30 años, Playa del Carmen era entonces un pueblecito de pescadores con 4 cabañas, 4 fruterías y unos cuantos locos que venían de Italia o de España. Era el sitio ideal para relajarme después de la vida que llevo, tan intensa con tantos conciertos y tantas responsabilidades. Un buen día decidí instalarme allí, y me pasé 5 años. De allí salió «Cositas buenas», de un estudio muy pequeño en lo alto de un torreón desde donde divisaba toda la bahía y los mosquitos picaban un poco menos.»

25 de febrero de 2014. La flaca se paseaba por la blanca y cálida arena de Cancún. El mar iba y venía, la acariciaba. De pronto, observó a un hombre que jugaba con sus hijos. Lo reconoció. Decidió que lo quería para ella, reconoció sus dedos ágiles y su grandísimo talento musical. No lo dejó ni siquiera despedirse, ni llevarse con él a su adorada guitarra. Se lo llevó así nomás, de pronto y sin avisar. Su guitarra se quedó muda, vacía y sola. En silencio y sin voz, llora ella. Llora la música. Lloramos todos.

Para Paco, a diez años de su ausencia.

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