por Lola Zavala
La muerte de un genio
El 7 de junio de 1926 un anciano, con las ropas ajadas y los zapatos muy gastados, caminaba sumido en sus pensamientos por la Gran Vía de Barcelona cuando un tranvía lo atropelló.
El pobre vagabundo yació un buen rato en el suelo. Nadie se quería comprometer. La policía acudió y lo subió a un taxi que lo transportó al Hospital de la Santa Creu.
Ninguna persona supo quién era hasta la mañana siguiente, en la que un capellán lo reconoció, pero ya nada se podía hacer por él.
El anciano vagabundo murió el día 10 de junio. El pueblo entero lloró la pérdida del gran genio de la arquitectura, del humilde y devoto ser humano.
Sus restos recorrieron gran parte de la ciudad en una elegante carroza fúnebre, seguida por una llorosa multitud que lo acompañó hasta llegar a su destino final: la capilla de Nuestra Señora del Carmen en la cripta de la Sagrada Familia. Su última e inconclusa gran obra.
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Las obras de la Sagrada Familia continúan en la actualidad, se prevé que finalicen en 2026.
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