El Día de Muertos según las tradiciones mexicanas

Foto: Izq: Flores de cempasúchil. Derecha: Niña en la celebración de Día de muertos, Tzintzuntzan, Michoacán.
Hoy te invitamos a dar un pequeño paseo por algunas de las diferentes formas tradicionales de celebrar el Día de muertos en México. Abrimos una pequeña ventana al inmenso mundo de esta fiesta, tan llena de amor y de memoria, por las personas que ya no están y cuyas ánimas vuelven cada noviembre a visitarnos.

por Lola Zavala

El Día de Muertos en México es una celebración. Es una fiesta en la que se rinde homenaje a los ancestros. Se cree que, en esos días, desde finales de octubre y hasta el 2 de noviembre, sus ánimas volverán al mundo de los vivos para visitar a sus deudos.

Son días de memoria, de recuerdo y de celebración familiar.

Muchas familias acuden juntas al cementerio para visitar a sus difuntos y para compartir con ellos la fiesta y la comida. Algunos pasan incluso toda la noche en el panteón. En muchos hogares y también en los lugares públicos se hacen ofrendas para recibirlos.

Celebración de la Noche de Animas llevada a cabo el día 2 de noviembre en la comunidad de Cucuchucho municipio de Tzintzuntzan, Michoacán. Foto: Miguel Ángel Mandujano Contreras

Las ofrendas y sus elementos varían de acuerdo tanto a la región en donde se colocan como a cada persona particular que desee recordar a sus añorados difuntos.

La tradición y su iconografía tienen raíces tanto prehispánicas, como de los pueblos originarios (existen aproximadamente 56 grupos indígenas: cada uno con costumbres, tradiciones y lengua propios – en México se hablan 68 lenguas, además del castellano -) como del sincretismo cultural y religioso ocurrido a partir de la llegada de los españoles.

En la mayoría de las comunidades estas celebraciones inician a finales del mes de octubre y concluyen el día dos de noviembre que es cuando las ánimas de los difuntos regresan al mundo de los muertos.

Los rituales varían de acuerdo con las tradiciones de cada comunidad y en ocasiones inician a partir de la fecha en que la persona fallece. En el caso de algunas comunidades, por ejemplo de la Huasteca o entre los chontales de Tabasco, existe la creencia de que cuando alguien fallece, su sombra permanece entre los vivos, por lo que pasados unos días, se realiza una velación de la sombra, es decir, la despedida del ánima, para que se marche al mundo de los muertos del que volverá cada año para las celebraciones de Día de muertos.

La fiesta de muertos en la Huasteca se denomina Xantolo, que significa “Todos los Santos”. No ofrendar a los muertos puede ser motivo de catástrofes para la comunidad, por lo que se esmeran en recibir a sus familiares fallecidos. En la fiesta de Xantolo no faltan las danzas tradicionales ni las ofrendas. 

Personas con trajes tradicionales y máscaras de madera en el Festival «Xantolo» 2013 en el pueblo de Tempoal, Veracruz, México, en la huasteca Veracruzana. Foto: Juan Mendiola

La diversidad cultural del país incluye a las comunidades con raíces africanas, cuyos rituales del Día de muertos son una mezcla de las propias raíces indígenas, raíces africanas y raíces católicas. Por ejemplo, en Cuajinicuilapa, en la Costa Chica de Guerrero, tiene lugar el baile de Los Diablos. Los participantes de la danza portan máscaras con barbas y flecos hechos con crines y colas de caballo y portan ropas ajadas. El grupo va precedido por el “Diablo Mayor” o “Tenango”, el padre de los diablos, y la “Minga” o “Bruja”, que es personificada por un hombre que usa ropas de mujer y es la esposa del Tenango y madre de los diablos.

Diablos, Costa Chica de Guerrero. Foto: Secretaría de Cultura

Este es un baile que originalmente estaba dedicado al dios africano Ruja, en el que los esclavos pedían su liberación del yugo español. A través del tiempo esta ceremonia cambió y los diablos acuden a las puertas del cementerio para recoger a los difuntos y trasladarlos a las casas que habitaron en vida. En las casas, los vivos, han preparado ofrendas para recibirlos. El 2 de noviembre los diablos vuelven al panteón para devolver a las ánimas y asegurarse de que ahí se quedarán hasta el año siguiente.

El Xandú es la fiesta a los muertos que realiza la comunidad zapoteca de Juchitán, en Oaxaca. Se hace en los hogares de las familias, los días 30 y 31 de octubre. Para recibir a sus muertos realizan altares adornados de forma exuberante con frutas, panes, flores y otros alimentos.

En Campeche, la comunidad de Pomuch, limpia los huesos de sus familiares fallecidos. Este proceso se realiza por primera vez pasados tres años del fallecimiento. Se limpian los huesos más pequeños y se continúa con los medianos y grandes. Los huesos se disponen sobre un paño blanco bordado o pintado, realizado para la ocasión, en una caja de madera, dejando el cráneo en la parte superior. Cada año, unos días antes del Día de muertos, la caja se vuelve a abrir y se limpian, uno a uno, los huesos y se les «cambia de ropa», es decir, el paño blanco bordado es sustituido por uno nuevo. De esta forma dejan listos a sus difuntos para la celebración. 

Foto: Maira Tulia Pérez Bocanegra / Cuartoscuro

Las diferentes formas de celebrar a los muertos en México son tan ricas como numerosas, por lo que no es de extrañar que fueran inscritas como patrimonio inmaterial de la humanidad en el año 2008.  Y en todos los casos son, sin lugar a dudas, actos profundos de amor y de memoria. 

¡Vivan las celebraciones mexicanas de Día de muertos!

¡Bienvenidas nuestras queridas ánimas, aquí y allá, las estamos esperando con un gran festín!

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