Escrito de una madre a los padres y madres de Ayotzinapa
por Rosy Suñé
Mis hijos de Ayotzinapa, todos son nuestros hijos
Quisiera volverte a parir, sentir el dolor y la alegría de tu llegada y
atrapar el reír de tu vivir, comiendo la chía de nuestra tierra amada.
Quisiera volver a mecerte en mis brazos,
mostrarte los coloridos lazos de las clásicas trenzas mexicanas y
los silbidos de nuestras guerreras campechanas.
Quisiera envolverte en mi rebozo, taparte con mi sarape,
darte agua de ese pozo y guiarte con arte como un danzante,
para que sepas entregarte y amarte.
Disfrutar ver a tu padre contemplando tu fija mirada en esa nada,
que llenaste con tu imaginación de hadas y revolucionarias palabras.
Quisiera verte saborear tu pozole, contemplando tu convertir en hombre,
escuchando tus latidos en música de mariachi, ¡achis! ¡achis! ¡achis!
Quisiera volver a acariciarte, soñarte atrapando serpientes,
con los lentes de los estudiantes críticos,
que hacen frente a los poderosos cínicos.
Quisiera volver a besar tus lágrimas y
verte remar en las aguas lánguidas con la fortaleza de las amatistas y
al compás del grito de tus compas normalistas.
Hubiera querido que mis brazos de árbol de la vida,
llegaran a tu andanza aguerrida,
para salvarte del estado y sus garras de sangre podridas.
Quisiera tenerte en Ayotzinapa, con el corazón de toda nuestra nación,
hambrienta de acción, y
aunque sólo te veo a través del arte nunca dejaré de buscarte.
Rosy Suñé (México). Licenciada en Pedagogía en la Universidad Iberoamericana de México D.F., cursó la maestría en Psicología clínica y psicoterapia en la Ibero de Puebla y una maestría en Filosofía social en la Universidad La Salle. Terminó sus estudios de arte dramático en el Instituto Andrés Soler y cursos en Psicodrama y Psicoterapia Ericksoniana. Fue actriz universitaria y profesora de teatro, docente en la UIA y en otras universidades del DF. A raíz de su primer aborto, decidió escribir para mitigar su dolor. Está escribiendo su primera novela titulada La danza de los peces malditos. Es ama de casa, atiende las labores de su hogar y a su hijo, que felizmente adoptó en Etiopía. A raíz de lo acontecido en Ayotzinapa, es también activista en pro de la paz de su país.