Ya vinieron. Pronto se van. Volverán
Ofrendas de Día de Muertos en Barcelona
Lola Zavala
En Barcelona hace ya bastante tiempo que, de la mano de la comunidad mexicana, se realiza la celebración de Día de Muertos. Una fiesta llena de memoria y de amor a los difuntos. Años atrás se hacía una ruta llamada Memoria Viva, en la que figuraban un montón de ofrendas distribuidas por toda la ciudad Condal. Otros años se hizo la Ruta de ofrendas, camino al Miktlán y últimamente, y con mayor frecuencia, veo escaparates en los que han ido apareciendo elementos de esta fiesta tan mexicana. Aparecen calaveras, de las sonrientes y coloridas, no de las siniestras halloweenescas, y colorido papel picado tan propio de estas fechas.
La flor de cempasúchil luce en esta época en algunas tiendas de plantas. Sí, aquí también la hay, fresca y aromática. La suelen llamar clavel de moro y la venden en pequeñas macetas. También es posible conseguirla en ramo aunque es más difícil de encontrar.
En algunas panaderías se han aventurado a hacer el pan de muerto con bastante acierto. Al fin y al cabo es un tipo de pan parecido a un brioche. Miré con asombro que en una, que se anuncia en facebook, se han atrevido a rellenarlo de nada más y nada menos que de birria. ¡Oh, dios mío! Como si fuera un bocadillo. Y lo ofrecen con todo y su caldito para chopear. ¡Terrible sacrilegio! Comentaron algunos, no pocos.
Imagino que todo ello es gracias a la globalización y también gracias a la película Coco, que mucho ha ayudado a comprender esta fiesta, pero también creo que es una tradición tan hermosa que no hace falta mucho trámite para que se instale en cualquier lugar una vez se conoce. Y es que no hay nada más amoroso que recordar a nuestros muertos. Rendirles un homenaje. Agazajarlos. Celebrar su vida con cariño. Traerlos a nuestra memoria. Pensar en la forma en que sus vidas tocaron las nuestras y honrarlos.
Hace unos días caminando por la calle Valencia, me encontré un escaparate bellísimo en una floristería. Me llenó de felicidad que la ofrenda no tuviera telarañas ni brujas. Ignoro quién la hizo pero he de decir que le quedó bellísima.
Este año me llegó la invitación a la inauguración de la ofrenda del Consulado y me apunté para llevar a mi hija y así acercarla un poco más a la tradición. Quedó fascinada con ese caballo calaca de cartón. El diseño y el montaje de la ofrenda es de los arquitectos y artistas María Ella Carrera y Ricardo Prado, en memoria de Pancho Villa y del recientemente fallecido actor Ignacio López Tarso. Aún se puede visitar, es visible desde el exterior y si se quiere entrar al recinto se puede hacer de lunes a viernes de 9 a 13 h, hasta el 10 de noviembre.
También me di la vuelta por el Miktlanmanalli Tlalokan, la bellsísima ofrenda que cada año montan en la Asociación Cultural Ollinkaos, en el barrio de Gràcia. Es, en sí misma, de una belleza sin igual, llena de colorido y aromas, pero cada elemento tiene un significado profundo que Susana Isunza explica con toda pasión y conocimiento. Habitan en ella los símbolos de la vida, de la muerte, los puntos cardinales, el cuerpo y el alimento. El camino al Mictlán. Es de las más bellas ofrendas que he visto en esta ciudad. La fiesta se completó con pan de muerto, tamales y bebida de cacao, todo de producción propia. Una delicia.
En el barrio del Poble Sec, en La Social, participé junto a Toni Martín del Campo y Ángeles Martínez en el montaje de la ofrenda a escritores recientemente fallecidos, como Almudena Grandes, Javier Marías, Milan Kundera, Kenzaburo Oé, Louise Glück, Martin Amis, Fancisco Ibáñez, entre otros. En esta celebración hubo pozole y tostadas de nopales. También, y como no podía faltar, pan de muerto. Hoy sábado 4 de noviembre es la última jornada en la que se podrá visitar la ofrenda y degustar el pozolito y las tostadas, de 11 a 20 h.
Y un año más, nuestras queridas ánimas han acudido a nuestros llamados. Han estado con nosotros, se han llevado la escencia de los alimentos que les hemos dejado y se marcharán. Pero volverán, seguro, porque aquí las estaremos esperando con los corazones bien abiertos hasta el próximo año.